El 28 de junio quedó atrás y por suerte también toda la vorágine de las campañas electorales y tanto político mendigando un voto para alcanzar su objetivo a costa de promesas que rara vez llegan a cumplirse.Pero quedaron las secuelas de tanta plata mal gastada. Afiches pegados en postes pintados. Claro que esta vez se ocuparon de usar cinta adhesiva y no engrudo; pasacalles colgados de ramas de árboles, como se encargaron de hacer los muchachos militantes de Unión por Córdoba en inmediaciones del puente Vocos Lezcano. Que raro, los mismos que en las elecciones pasadas se encargaron de pintar la ladera de una montaña camino a Salsipuedes, o en los carteles indicadores de la ruta y que en algunos casos aún perduran.
Otros, como los muchachos del radicalismo, taparon la hermosa vista en algunas de las esquinas céntricas de nuestra ciudad, con carteles de dimensiones considerables, impidiendo que uno al elevar su vista, pueda congraciarse con la hermosa figura que recortan las montañas que usualmente forman parte del paisaje de nuestra ciudad. Y así puedo enumerar varios más. Afiches del Partido Obrero, de Accastello…
Y me surgía pensar si esa es la imagen que le vamos a dar a los pocos turistas que puedan visitarnos si es que la famosa y tan temida Gripe A, nos da la posibilidad de recibir.
Ya que estamos me surge la idea de que se podría trabajar en corregir los carteles indicadores de los circuitos turísticos que tienen como punto de partida nuestra ciudad. Hay una plazoleta, donde están colocados los mismos y pese al paso del tiempo y al cierre de numerosos locales del rubro gastronomía, nadie ha reparado en corregir los mismos.
Trabajar en la mantención del mobiliario urbano, es una tarea que debiera hacerse más a menudo. Pero ojo, como ciudadanos, deberíamos cuidarla y no plasmar en esos carteles nuestras declaraciones de amor. En definitiva, a ningún rosarino o santafesino le interesa si fulano ama a mengana o como fuere.
Me parece que deberíamos recuperar el viejo reloj que durante años, recuerdo haberme parado frente a el cuando recién llegué a esta hermosa ciudad, formaba parte del paisaje de la “plaza de piedras”. Y de paso, la veleta sirve para orientar al turista en base a los circuitos que quiera recorrer y saber la hora que puede llevarle el recorrido.
Es para reconocer el trabajo que se está haciendo en la bajada del Caracol. Con esto de la habilitación de un importante tramo del Camino del Cuadrado, muchos visitantes de seguro sentirán la tentación de desviarse del camino y pasar por el centro de nuestra ciudad a consumir algo.
Supongo también que se debe estar planificando algo mejor para la rotonda de acceso a nuestra ciudad. Si bien las viejas y destartaladas letras que anunciaban la llegada a Rio Ceballos demostraban el paso del tiempo, al menos uno sabía donde estaba. Hoy solo es un montón de tierra y pasto seco, con un solitario pino que les sirvió a los vecinos, como adorno en épocas navideñas. Otros aprovecharon varias tardecitas de verano para sentarse en torno a las piletas, improvisando incómodos bancos donde pasar el tiempo.
De seguro, todos los que vivimos en Rio Ceballos, ya estamos trabajando para que quienes puedan elegir este receso invernal para descansar, se encuentren con un paisaje hermoso, una ciudad cuidada y la cordialidad de quienes en ella vivimos.
