Ha llegado el momento de hacer el infaltable balance de fin de año. De prepararnos para recibir un año 2011 políticamente caliente. Con elecciones municipales, provinciales y nacionales. Para ello, deberemos preparar nuestros oídos para escuchar promesas, acusaciones y denuncias que en el marco de la campaña electoral, todos los candidatos harán. Muchos de ellos, aparecerán por primera vez intentando el conchabo de los sufragios a costa de promesas de dudoso cumplimiento.
No ha sido un año fácil. Tampoco imposible de llevar.
En nuestra ciudad, sobre todo, tendremos que acostumbrarnos, aún más, a la interminable publicidad de actos de gobierno e inauguración de obras de la actual gestión de gobierno que se ha lanzado, sin hacerlo explícito, a la reelección. Aparentemente sólo con la piedra en el camino de Lemos, de Augusto Lartigue, quien se atreve nuevamente a enfrentarlo en internas, si es que el partido las establece.
Por más que se empeñe en negarlo, Lemos hace del aparato publicitario de su gestión, el bastión desde el cual refrescar la memoria de los vecinos de la ciudad de lo construido durante estos tres años de gobierno. Las obras están, nadie lo niega. Lo que no puede negarse es la intencionalidad de campaña electoral que la misma persigue.
Al actual gobierno aún le queda un año más al frente del palacio municipal. Sin contar, claro está, lo que pueda pasar en las próximas elecciones. Pues deberán darse a la tarea, oficialismo y oposición, de levantar algunos aplazos que obtuvieron en los últimos meses de gestión de este año. En el ámbito del Concejo Deliberante, los ediles tendrán que trabajar para zanjar diferencias notorias y hacer del diálogo una herramienta de uso frecuente, en contra de las irreparables diferencias que en el seno de la primera minoría se han suscitado.
En todos los ámbitos de la sociedad es deseable trabajar para lograr la paz y el entendimiento dejando de lado mezquinos intereses y falaces acusaciones que poco ayudan a construir una sociedad más sana y más justa. En ello, los dirigentes políticos deberán dar muestras de coherencia y de compromiso para lograrlo. Usar la vehemencia para construir desde la inclusión y no para agredir o defender posturas avarientas, en detrimento del bienestar común. Un mayor compromiso y responsabilidad con lo que nos pertenece y con la construcción de nuestra sociedad, es lo que nos compete a todos los ciudadanos. Una mayor actitud autocrítica para crecer y no ser devorados por la mediocridad.
Tendremos todo un año por delante y en esa tarea nos vamos a encomendar, entendiendo que entre todos podemos hacer una sociedad más justa y de iguales.
No ha sido un año fácil. Tampoco imposible de llevar.
En nuestra ciudad, sobre todo, tendremos que acostumbrarnos, aún más, a la interminable publicidad de actos de gobierno e inauguración de obras de la actual gestión de gobierno que se ha lanzado, sin hacerlo explícito, a la reelección. Aparentemente sólo con la piedra en el camino de Lemos, de Augusto Lartigue, quien se atreve nuevamente a enfrentarlo en internas, si es que el partido las establece.
Por más que se empeñe en negarlo, Lemos hace del aparato publicitario de su gestión, el bastión desde el cual refrescar la memoria de los vecinos de la ciudad de lo construido durante estos tres años de gobierno. Las obras están, nadie lo niega. Lo que no puede negarse es la intencionalidad de campaña electoral que la misma persigue.
Al actual gobierno aún le queda un año más al frente del palacio municipal. Sin contar, claro está, lo que pueda pasar en las próximas elecciones. Pues deberán darse a la tarea, oficialismo y oposición, de levantar algunos aplazos que obtuvieron en los últimos meses de gestión de este año. En el ámbito del Concejo Deliberante, los ediles tendrán que trabajar para zanjar diferencias notorias y hacer del diálogo una herramienta de uso frecuente, en contra de las irreparables diferencias que en el seno de la primera minoría se han suscitado.
En todos los ámbitos de la sociedad es deseable trabajar para lograr la paz y el entendimiento dejando de lado mezquinos intereses y falaces acusaciones que poco ayudan a construir una sociedad más sana y más justa. En ello, los dirigentes políticos deberán dar muestras de coherencia y de compromiso para lograrlo. Usar la vehemencia para construir desde la inclusión y no para agredir o defender posturas avarientas, en detrimento del bienestar común. Un mayor compromiso y responsabilidad con lo que nos pertenece y con la construcción de nuestra sociedad, es lo que nos compete a todos los ciudadanos. Una mayor actitud autocrítica para crecer y no ser devorados por la mediocridad.
Tendremos todo un año por delante y en esa tarea nos vamos a encomendar, entendiendo que entre todos podemos hacer una sociedad más justa y de iguales.
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