Los cortes programados en el suministro de agua potable que se realizan en Rio Ceballos, Unquillo y Mendiolaza dejan al descubierto los padecimientos de vecinos afectados por la medida y por no contar con el tanque como reserva del liquido elemento.
A los casos dados a conocer esta semana por LA Voz del Interior, se pueden agregar la de vecinos de Barrio Los Vascos de nuestra ciudad, quienes en condiciones más que precarias se lamentan por la falta de agua potable.
Maria es madre de cinco hijos pequeños, carecen de agua y tras conocer que iban a cortar el suministro decidió juntar lo más que pudo en bidones, botellas, baldes de 20 lts. y en ollas para poder cocinar. "No hemos solicitado asistencia a la municipalidad porque me queda muy lejos a mi ir hasta allá. Tengo cinco criaturas y tengo que estar llendo y viniendo con ellos hasta allá y no se puede. Prefiero juntar un día antes el agua que vamos a consumir y asi nos arreglamos" nos manifestó.
Mirna tiene su precaria casa unos metros más adelante de la casa de Maria. Es una pequeña construcción de chapas de fibra de vidrio y galvanizadas. Al lado, se levantan las paredes de lo que será su futura vivienda de material. Allí, mientras pueden, dos hombres pacientemente apilan ladrillo sobre ladrillo dando forma a la futura morada. "No tenemos tanque. Juntamos el agua en estos tachos, señala, y ahorramos un poco. Lo que usamos para lavar, la usamos tambien en otras cosas". Mirna se provee de agua de la red y almacena en un tanque de plástico remendado en varios lugares. "Ese tanque está muy parchado. Lo conseguimos así y así lo usamos". Mirna a sus tres hijos les ha dicho que deben cuidar el agua, "pero a los chicos no le podes decir que no vayan al baño".
Maria, al igual que muchos vecinos de la ciudad, no pueden acceder a la compra de los tanques de almacenamiento y sólo pueden proveerse de agua potable directamente de la red. "Teníamos un tanque, pero se nos rompió y hasta que compre otro... es muy caro y la situación no da".
Al igual que lo han manifestado los funcionarios y otros vecinos afectados por esta situación, tanto Mirna como Maria reconocen que de persistir los cortes deberán hacer milagros para vivir sin agua.