Los fantasmas de la devaluación y el default que nos visitaron en 2001 vuelven a acecharnos.
Corría el año 2001 y el comentario era que se venían las “dos D”. Una por devaluación y otra por default. En algún momento se llegó a hablar de las “tres D”, agregando a las primeras dos la “d” de dolarización, aunque, en rigor, esta tercera lucía bastante improbable, como finalmente ocurrió. Nuevamente, aunque no en forma explícita, hoy se habla de las “dos D”: devaluación y default. Es que todos están esperando un salto importante en el tipo de cambio y, además, existen fuertes sospechas de la imposibilidad que va a tener el Gobierno para enfrentar los vencimientos de capital e intereses de la deuda pública de este año. Y mejor no hablar del 2010, porque la situación es mucho más complicada. Es que con la política de Néstor Kirchner es como si hubiésemos vuelto al punto de partida antes de la devaluación. La economía está en recesión fuerte como en el 2001, hay expectativas de devaluación, default y, aunque parezca mentira, también la gente tiene miedo a una nueva confiscación, en este caso agravada por el desprecio a la propiedad privada que ha demostrado tener el ex presidente. La gente sabe que, a la hora de salvarse, no tiene límites en lo que puede llegar a hacer. ¿Por qué el miedo a un nuevo default? Por las mismas razones que en el 2001. Argentina tiene cerrado el acceso al mercado voluntario de crédito, la recaudación viene en baja y es evidente que el superávit fiscal no alcanza para pagar U$S 4.359 millones de intereses y U$S 15.585 millones de capital. Para tener una idea de la situación, en el 2008 vencieron U$S 6.448 millones entre capital e intereses y el matrimonio tuvo que llegar al extremo de pedirle prestado a Chávez a tasas de default, encarar un interminable conflicto con el campo por la 125 para obtener más fondos para las arcas del Estado y confiscar los ahorros de la gente en las AFJP. Si en el 2008 tuvieron problemas para enfrentar los vencimientos de menos de la mitad de capital e intereses que este año, el 2009 luce bastante difícil. Agreguemos que en el 2010 vencen U$S 12.652 millones y en el 2011 otros U$S 14.237 millones. Es decir, se vienen tres años muy complicados en materia de vencimientos de deuda para un gobierno que ha hecho lo imposible para ser ignorado en los mercados crediticios. Dudo que nadie en el mundo vaya a mover un dedo por salvar a un gobierno que no se ha ganado la simpatía de nadie en el exterior. Lo curioso es que todo este problema se produce a pesar de la tan declamada política de desendeudamiento y la bravuconada de pagarle al contado al FMI para demostrar una falsa independencia del país. Digamos que para Néstor el costo de truchar los números del INDEC para esconder la realidad puede derivar en otra confiscación o default, terminando de liquidar su escasa imagen positiva. ¿Por qué el miedo a una devaluación? Por varias razones. En primer lugar, porque por efecto de la inflación que generó el Banco Central en los últimos 5 años, el tipo de cambio real fue licuado volviendo a los niveles del 2001. Para el caso del campo es peor porque ahora tiene retenciones sobre sus exportaciones, impuesto que no había en el 2001. Para la industria, que siempre ha reclamado un tipo de cambio alto, este tipo de cambio es inaceptable. Paralelamente, desde el inicio de la crisis internacional, Brasil ha devaluado el real respecto al dólar en un 50%, un dato no menor, dado que casi el 20% de las exportaciones tiene o tenía como destino Brasil. Si en los últimos 6 años siempre tuvimos déficit de balance comercial bilateral y, encima creciente, siendo que Brasil revaluaba el real, es de imaginar el lío que va a tener Néstor con este tema. Además, con que un par de empresas industriales le pongan 1000 personas en la calle, el conflicto político que va a tener va a ser descomunal. Enfrentarse con el campo y con la industria al mismo tiempo puede llegar a ser una jugada peligrosa. Un tercer argumento tiene que ver con los ingresos tributarios y la delicada situación fiscal. Los derechos de exportación llegaron a representar el 13% del total de los ingresos impositivos. Con el dólar alto y retenciones cada vez mayores, Néstor conseguía dolarizar parte de los ingresos fiscales con costos en pesos bajos medidos en dólares. Los aumentos del gasto público junto con un tipo de cambio quieto durante 5 años hicieron que perdiera el beneficio de tener dolarizados parte de sus ingresos. ¿Cómo soluciona ese problema? Subir retenciones sería un poco complicado. Por más que lo mande a Moreno, difícilmente Néstor pueda llegar a cambiar los precios internacionales. Le queda devaluar nuevamente para intentar mejorar la caja. Por supuesto que una devaluación no resuelve ningún problema estructural, simplemente cambia los precios relativos, perjudicando a los que viven de ingreso fijo, pero con los limitados y primitivos conocimientos de economía de Néstor, la devaluación puede llegar a ser un último intento, por cierto infructuoso, por salvar el barco del naufragio. En definitiva, aunque parezca mentira, luego de haber puesto el corralito, confiscado y pesificado los depósitos, devaluado y defaulteado, hoy estamos igual que cuando se hizo ese fenomenal zafarrancho. Problemas para pagar la deuda, problemas cambiarios, confiscación de los ahorros en las AFJP y números fiscales que hacen agua. Otra vez las “dos D” aparecen en el horizonte producto de la incompetencia de Néstor para manejar el país.
Corría el año 2001 y el comentario era que se venían las “dos D”. Una por devaluación y otra por default. En algún momento se llegó a hablar de las “tres D”, agregando a las primeras dos la “d” de dolarización, aunque, en rigor, esta tercera lucía bastante improbable, como finalmente ocurrió. Nuevamente, aunque no en forma explícita, hoy se habla de las “dos D”: devaluación y default. Es que todos están esperando un salto importante en el tipo de cambio y, además, existen fuertes sospechas de la imposibilidad que va a tener el Gobierno para enfrentar los vencimientos de capital e intereses de la deuda pública de este año. Y mejor no hablar del 2010, porque la situación es mucho más complicada. Es que con la política de Néstor Kirchner es como si hubiésemos vuelto al punto de partida antes de la devaluación. La economía está en recesión fuerte como en el 2001, hay expectativas de devaluación, default y, aunque parezca mentira, también la gente tiene miedo a una nueva confiscación, en este caso agravada por el desprecio a la propiedad privada que ha demostrado tener el ex presidente. La gente sabe que, a la hora de salvarse, no tiene límites en lo que puede llegar a hacer. ¿Por qué el miedo a un nuevo default? Por las mismas razones que en el 2001. Argentina tiene cerrado el acceso al mercado voluntario de crédito, la recaudación viene en baja y es evidente que el superávit fiscal no alcanza para pagar U$S 4.359 millones de intereses y U$S 15.585 millones de capital. Para tener una idea de la situación, en el 2008 vencieron U$S 6.448 millones entre capital e intereses y el matrimonio tuvo que llegar al extremo de pedirle prestado a Chávez a tasas de default, encarar un interminable conflicto con el campo por la 125 para obtener más fondos para las arcas del Estado y confiscar los ahorros de la gente en las AFJP. Si en el 2008 tuvieron problemas para enfrentar los vencimientos de menos de la mitad de capital e intereses que este año, el 2009 luce bastante difícil. Agreguemos que en el 2010 vencen U$S 12.652 millones y en el 2011 otros U$S 14.237 millones. Es decir, se vienen tres años muy complicados en materia de vencimientos de deuda para un gobierno que ha hecho lo imposible para ser ignorado en los mercados crediticios. Dudo que nadie en el mundo vaya a mover un dedo por salvar a un gobierno que no se ha ganado la simpatía de nadie en el exterior. Lo curioso es que todo este problema se produce a pesar de la tan declamada política de desendeudamiento y la bravuconada de pagarle al contado al FMI para demostrar una falsa independencia del país. Digamos que para Néstor el costo de truchar los números del INDEC para esconder la realidad puede derivar en otra confiscación o default, terminando de liquidar su escasa imagen positiva. ¿Por qué el miedo a una devaluación? Por varias razones. En primer lugar, porque por efecto de la inflación que generó el Banco Central en los últimos 5 años, el tipo de cambio real fue licuado volviendo a los niveles del 2001. Para el caso del campo es peor porque ahora tiene retenciones sobre sus exportaciones, impuesto que no había en el 2001. Para la industria, que siempre ha reclamado un tipo de cambio alto, este tipo de cambio es inaceptable. Paralelamente, desde el inicio de la crisis internacional, Brasil ha devaluado el real respecto al dólar en un 50%, un dato no menor, dado que casi el 20% de las exportaciones tiene o tenía como destino Brasil. Si en los últimos 6 años siempre tuvimos déficit de balance comercial bilateral y, encima creciente, siendo que Brasil revaluaba el real, es de imaginar el lío que va a tener Néstor con este tema. Además, con que un par de empresas industriales le pongan 1000 personas en la calle, el conflicto político que va a tener va a ser descomunal. Enfrentarse con el campo y con la industria al mismo tiempo puede llegar a ser una jugada peligrosa. Un tercer argumento tiene que ver con los ingresos tributarios y la delicada situación fiscal. Los derechos de exportación llegaron a representar el 13% del total de los ingresos impositivos. Con el dólar alto y retenciones cada vez mayores, Néstor conseguía dolarizar parte de los ingresos fiscales con costos en pesos bajos medidos en dólares. Los aumentos del gasto público junto con un tipo de cambio quieto durante 5 años hicieron que perdiera el beneficio de tener dolarizados parte de sus ingresos. ¿Cómo soluciona ese problema? Subir retenciones sería un poco complicado. Por más que lo mande a Moreno, difícilmente Néstor pueda llegar a cambiar los precios internacionales. Le queda devaluar nuevamente para intentar mejorar la caja. Por supuesto que una devaluación no resuelve ningún problema estructural, simplemente cambia los precios relativos, perjudicando a los que viven de ingreso fijo, pero con los limitados y primitivos conocimientos de economía de Néstor, la devaluación puede llegar a ser un último intento, por cierto infructuoso, por salvar el barco del naufragio. En definitiva, aunque parezca mentira, luego de haber puesto el corralito, confiscado y pesificado los depósitos, devaluado y defaulteado, hoy estamos igual que cuando se hizo ese fenomenal zafarrancho. Problemas para pagar la deuda, problemas cambiarios, confiscación de los ahorros en las AFJP y números fiscales que hacen agua. Otra vez las “dos D” aparecen en el horizonte producto de la incompetencia de Néstor para manejar el país.
Por Roberto Cachanosky para www.economiaparatodos.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario